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Musicoterapia

  • Foto del escritor: Mariana
    Mariana
  • 17 oct 2018
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 29 oct 2018

Salud psíquico-neurológica a través de las ondas sonoras.

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La músicoterapia consta de distintas técnicas y procesos musicales a través de los cuales se ayuda a transitar distintas patologías neurológicas, cognitivas, psíquicas o emocionales. Es una forma de arte terapéutico, con la mirada enfocada en la integridad de los pacientes y en su salud plena.


El campo de la musicoterapia se desarrolla profesionalmente tanto en el ámbito público como privado, en sesiones tanto grupales como individuales, en prevención, promoción, recuperación y rehabilitación de la salud.


Bruscia (1989) define al proceso musicoterapéutico como:

Para el paciente, es un proceso de cambio gradual hacia un estado deseado; mientras que para el terapeuta, es una secuencia sistemática de intervenciones dirigidas a lograr cambios específicos en el paciente.

Según el autor, la musicoterapia metódicamente hablando se realiza en tres etapas. Las mismas pueden llevarse a cabo de forma individual o simultánea: Diagnóstico, tratamiento y evaluación.

La primera instancia, sirve, como el nombre lo indica, para realizar un diagnóstico, una interpretación clínica, descripción y determinación de un tratamiento específico para el paciente.

La segunda etapa del proceso es la de tratamiento, en donde se direcciona el trabajo mediante estrategias para alcanzar las metas propuestas dependiendo de las necesidades, problemas y recursos del paciente revelados durante la etapa diagnóstica. Cada sesión involucra al paciente en algún tipo de experiencia musical. Bruscia clasifica las experiencias en cuatro tipos:

Improvisación. El paciente crea su propia música cantando o tocando un instrumento.

Re-creación. El paciente canta una canción, o toca una pieza musical ya compuesta, de memoria o leyendo música.

Composición. Se compone sobre la base de estructuras musicales.

Escucha. De música grabada o en vivo.

En la tercera instancia de evaluación se determina si las condiciones del paciente se han modificado mediante el proceso musicoterapéutico.


Milagros Moreno Hueyo, estudiante de Musicoterapia en la Universidad del Salvador (USAL), expresa:

"Con la Musicoterapia, puedo crear distintos caminitos neuronales a través de melodías y, así, conectar dos polos del cerebro. Uno sano, y uno enfermo. Es increíble".

Incursionar en estas formas tan recientes de las ciencias humanas y la medicina alternativa resulta de gran importancia para el desarrollo de nuevos métodos contra los diferentes paradigmas salubres que están en surgimiento. Hoy más que nunca sabemos que cada persona es única y singular, que cada quién tiene sus tiempos, necesita sus métodos y tiene su proceso. La individualidad nos marca una nueva linea de terapia en la que cada ser consta de un abanico de posibilidades para elegir qué es lo que le hace bien. La música como sanación es una de las opciones.


Melodías Cotidianas


La música nos acompaña toda nuestra vida. Cuando somos bebés nuestros padres nos cantan canciones de cuna para dormir, cuando crecemos miramos películas, vamos al teatro, aprendemos rimas en el jardín, nos acercan nuestro primer instrumento, descubrimos los sonidos, interpretamos piezas, escuchamos la radio, nos nutrimos de las distintas culturas, etnias, épocas y géneros, se despiertan emociones, se crean climas, reproducimos las canciones de cuna que alguna vez nuestros padres nos cantaron a nosotros. Los sonidos, tal como los aromas, son capaces de dirigir nuestros recuerdos, crear significado en nuestra mente, hacernos recordar. Además de resultar un gran entretenimiento y placer, también es una herramienta esencial en lo que respecta al campo de la medicina. Fisiológicamente, nuestro cerebro está diseñado para decodificar, interpretar y reflexionar sobre los estímulos sonoros que recibimos.


La música como auto descubrimiento y expresión


Las melodías no solamente son útiles en lo que respecta a patologías. Son funcionales para el propio descubrimiento y para la proyección y expresión de sentimientos a través de movimientos y choques físicos que producen vibración. Cantar, conocer nuestra anatomía sin verla. Posicionar el paladar, gritar de furia, llorar de tristeza y reír jovialmente tan solo modulando notas y ritmos con nuestro propio organismo. Somos un instrumento en toda nuestra integridad. Percutir tambores al ritmo del corazón, frotar las cuerdas de un violín con la suavidad de un abrazo, tocar la flauta con la elegancia y dulzura de las mariposas. Cada voz es única, cada intérprete deja su singularidad. Cuanto más nos conectemos con la música, más vamos a poder conectarnos con nosotros mismos.

Katie Kat lo manifiesta en su charla TEDx en JerseyCity.




 
 
 

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