Mindfulness
- Mariana
- 17 oct 2018
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 29 oct 2018
Estar presente en la vida mientras sucede.

Atención plena o conciencia plena, consiste en estar atento de manera intencional a lo que hacemos, sin juzgar, apegarse, o rechazar en alguna forma la experiencia. Es una práctica basada en el budismo, a pesar de esto se enseña desprovisto de cualquier componente o terminología oriental y religiosa gracias a su promoción en Oriente por el pionero Jon Kabat-Zin.
El término mindfulness en inglés se utiliza para expresar el original: Sati en Pali, un idioma similar al sánscrito que se hablaba en la época en que el Buda comenzó a enseñar, hace 2500 años. Sati es la nominalización del verbo sarati que significa rememorar o recordar. Recordar, re cordis, o volver a pasar por el corazón, es precisamente, traer al presente. Entonces esta práctica es la capacidad humana básica de poder estar en el presente y de estar volviendo al aquí y ahora.
Christian Plebst, en su charla para Human Camp Vocacional de Buenos Aires en 2016, nos dice:
"Poder estar como si cada minuto fuera nuevo. [...]Cuando uno hace suficiente silencio, algo emerge."
Plebst fue director del Centro Educativo Terapéutico para Niños y Adolescentes de Fleni, en su sede de Escobar, por más de 10 años. Co-fundador del Programa Argentino para Niños, Adolescentes y Adultos con Condiciones del Espectro Autista (PANAACEA) y Director para Latinoamérica de la Academy for Mindful Teaching-Método Eline Snel, Holanda. Hoy en día es orador, neurólogo, y psiquiatra.
El mundo nos pide que corramos
¿Cuándo fue la última vez que te dedicaste diez minutos a observar? Buscar un lugar cómodo, cerrar los ojos y acallar todo al rededor. Respirar, inhalar, exhalar. Volver a empezar. Sentir cada molécula de tu cuerpo, cómo el peso de todo tu ser es sostenido por la planta de tus pies. Firmes, hundidos en el suelo, leales, te sostienen. Mover los dedos. Destrabar las rodillas, emparejarlas con tu cadera. Hacer consciente tu respiración. Como el aire se filtra por los orificios de tu nariz, el recorrido que realiza hasta los pulmones. Cómo se expanden las costillas y el esófago para luego volver a su posición original, dejando que todo el aire salga del cuerpo. Identificar las articulaciones. Mover los tobillos, rodillas, pelvis, muñecas, cuello y hombros, uno por uno, delicada y libremente. Relajar los músculos, de las piernas, el torso, los brazos, la cara. Escuchar qué le pasa a tu organismo. Después escuchar el entorno. Qué sonidos alcanzas a oír, su intensidad, su frecuencia, su distancia a vos. Abrir de a poco los ojos y observar. Sin juzgar, sin pensar, sin emitir opinión alguna. Ni sobre lo que ahora ves, ni sobre lo que viste en tu cuerpo mientras lo recorrías en sí mismo. Ser consciente de nuestra consciencia. De nuestra magia y maravilla, de nosotros mismos.
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